domingo, 8 de marzo de 2009

RENTABILIDAD DE LAS ACCIONES

LA RENTABILIDAD DE LAS ACCIONES


Normalmente cuando nos planteamos comprar acciones de una compañía en Bolsa, buscamos aquella inversión que nos ofrezca una elevada liquidez y seguridad, pero sobre todo, una elevada rentabilidad. La rentabilidad es quizás el factor mas determinante a la hora de elegir una u otra empresa en la que depositar nuestros ahorros.
Los inversores compran acciones con la intención de intentar venderlas a un precio superior, y así obtener un beneficio. La cuestión es que es muy corriente caer en el error de relacionar la rentabilidad únicamente con la plusvalía generada por la venta de los valores. En realidad está formada por más elementos. Unas acciones también pueden reportar rentabilidad al inversor a través de otras vías, como por ejemplo, mediante el cobro de dividendos o, lo que es lo mismo, aquellos importes que reparte la empresa a los accionistas, como resultado de los beneficios que obtiene. Normalmente se cobran una o varias veces al año. Al adquirir estos valores el inversor se está prácticamente asegurando ya una rentabilidad fija. Normalmente es el ahorrador escasamente proclive al riesgo el que invierte en este tipo de valores. En el actual contexto de bajos tipos de interés, existen valores que dan una importante rentabilidad por dividendo, incluso superior a la que ofrece la renta fija y por ello, se han reorientado las miradas de muchos inversores hacia compañías de este tipo, que ofrecen beneficios más o menos recurrentes y mantienen el cuidado del accionista a través de su retribución con rentabilidades por dividendo más que atractivas.

Además, también podemos obtener una rentabilidad adicional si, por ejemplo, una empresa va a llevar a cabo una ampliación de capital, gracias a los derechos de suscripción preferente. Cuando una compañía realiza una operación de este tipo, en la que va a permitir la entrada a nuevos accionistas, para compensar a los antiguos, reparte un derecho de suscripción preferente. En el caso de que un accionista no quiera ejercer este derecho, es decir, que no quiera suscribir la nueva emisión, puede venderlos en el mercado y obtener así una remuneración extra.

Por lo tanto, la tradicional interpretación de que las plusvalías son las únicas generadoras de la rentabilidad de las acciones, debemos ampliarla e incluir conceptos como los dividendos y los derechos de suscripción preferentes.

Aunque estos aspectos son los que se deben tener en cuenta a la hora de realizar una inversión, existen otros tales como la prima de asistencia a Juntas o la venta de “warrants” u opciones concedidas al accionista en determinados casos, que también se deben tener en consideración. El ventajoso tratamiento fiscal que se aplica a una cartera en renta variable también es necesario tenerlo presente. Esto es, la neutralidad fiscal que se le otorga a las acciones mientras se mantengan en inversión, frente a las retenciones anuales que se aplican a otros activos financieros, supone un valor añadido en el rendimiento de nuestras operaciones.

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